Bautizar a fuego, es una de las labores de la ganadería brava, más gratificantes, ilusionantes y esperanzadoras. Se hierra el futuro, los animales que te pueden dar crédito, satisfacciones y triunfos.
Ayer disfruté de una jornada de herradero en casa de Dª Adelaida Rodríguez, donde se marcaron a fuego casi un centenar de animales, entre machos y hembras. Una jornada de trabajo con el aliciente de la ilusión, con la compañía de familiares, vecinos y amigos, que comparten con la casa ganadera, la esperanza de ver en los “papeles” el nombre de Adelaida Rodríguez junto al triunfo de los toreros.
Mantener y cuidar un encaste, como es el encaste de D. Atanasio Fernández- D. Lisardo Sánchez, es uno de los motivos por los que D. Fernando trabaja a diario en la ganadería. Comprada casi por casualidad al “Rubio de Golpejas”, mantienen el germen más preciado de uno de los encastes más representativos del campo charro.
Una jornada de campo, rematada por unas abundantes y seleccionadas viandas con las que Dª Adelaida, su marido D. Pablo y sus hijos D. Fernando y D. Roberto, agasajaron a todos los presentes, con la esperanza puesta en un futuro cercano y exitoso de la ganadería.
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