miércoles, 17 de agosto de 2022

"DIOSLEGUARDE" QUIERE COMER DEL PASTEL

PUERTA GRANDE JUNTO A GARRIDO

Manuel Diosleguarde ha llegado con hambre al escalafón superior, y ayer en Guijuelo dejo claro que tiene los cubiertos para comer “del pastel” de la tauromaquia. Dos corridas de toros, dos puertas grandes.


Plaza de toros de Guijuelo. Tarde de agradable temperatura, cielo despejado y molestas rachas de viento. Más de tres cuartos de aforo cubierto. Toros de la ganadería salmantina de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (3º, 4º, 5º) desiguales de presentación y juego. 1º de gran nobleza y prontitud en los cites. 2º manseando su encastada y desairada embestida. 3º el mejor de la corrida, premiado con la vuelta al ruedo. 4º brusco y geñudo. 5º invalido. 6º muy flojo de remos.

José Garrido de sangre de toro y oro; pinchazo y estocada corta: oreja. Estocada traserita: oreja.

Alejandro Marcos de “Chenel” y oro; pinchazo, estocada que asoma, media: silencio. Pinchazo, media y cuatro descabellos: silencio.

Manuel Diosleguarde de verde botella y oro; estocada caída: dos orejas. Dos pinchazos y dos estocadas que asoman: palmas tras un aviso.

José Garrido y Manuel Diosleguarde abandonaron el coso chacinero en volandas de los aficionados. José Luis Hernández “Zuri” se lesionó en el tercio de banderillas del quinto de la tarde.





José Garrido realizo dos faenas completamente distintas ayer en Guijuelo. Con su primero, de buena condición, realizó un trasteo con la clase, el gusto y arrebato al que nos tiene acostumbrados. Con su segundo, geñudo y sin ningún ritmo, se sobrepuso a base de entrega y técnica. Dos versiones tan necesarias como complementarias.




Alejandro Marcos pechó con el peor lote de la tarde. Su primero tenía una nube en el ojo derecho que “pasó desapercibida” en el reconocimiento veterinario, y a la postre, condicionó las embestidas del animal. No obstante, dejó constancia de su valor y clase ante las malhumoradas embestidas. Su segundo toro, digno de cualquier plaza de primera por presentación y pitones, nada pudo hacer ante su clara invalidez, llegándose a echar en mitad del trasteo.




Manuel Diosleguarde se presentaba como matador de toros en la provincia después de su reciente alternativa en la feria de Santander, donde salió a hombros. Llega con hambre este torero, y lo mejor, es que tiene claro como arrimarse a la mesa de los comensales sí que nadie le deje los cubiertos para hacerse con un trozo del pastel. Su primer toro, el mejor del encierro, le permitió una faena de entrega, con muletazos templados y de largo trazo. Asentado y queriendo agradar en todo momento. Con su segundo, otro toro de plaza de primera, realizo tareas de enfermería ante la invalidez del animal, llegando a “robarle” muletazos de gran mérito.


Primera de abono (a pie) de la villa chacinera que deja un buen sabor de boca a los aficionados. Con tres toreros jóvenes que tienen muchas cosas que decir, y el más joven de todos, que las dice a voces.

 

 


 


 

 

 

 

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