No tiene que ser nada fácil, teniendo la temporada hecha como la tiene, lanzar este órdago en la mayor plaza de toros del mundo, la que te da y la que te quita, pero lo ha lanzado y eso ya es para tocarle las palmas. Emilio de Justo es un torero que se ha destapado a base de hacer el toreo bueno, clásico y con valor. No es nada fácil remontar cuando nadie cree en ti, incluso cuando tú mismo dudas de tus posibilidades. Pero de Justo ha creído siempre, ha luchado por su sueño y ha conseguido a base de sacrificio y mucho esfuerzo codearse con la elite del escalafón.
En esos años de lucha, de soledad, de incertidumbre… “… dicen de mí que me amenaza el tiempo, dicen de mí que si estoy vivo o muerto. Y yo les digo, entra en mi corazoncillo y yo voy a vencer al miedo”. Y de Justo se rehízo, se hizo fuerte en la Francia taurina y remonto su carrera, y “…como el agua clara que baja del monte, así quiero verte de día y de noche”. Ahora una legión de aficionados sigue al torero de Torrejoncillo.
La apuesta es clara y arriesgada a partes iguales, pero con la certeza que lo logrado hasta el momento no es flor de un día. Ha llegado para quedarse, para triunfar e intentar mandar en el toreo. La torería, el gusto, la técnica y el valor lo tiene, ahora solo hace falta que los toros embistan, pero que embistan bien (como dice el maestro Paula) y la fortuna le acompañe. Las Ventas van a ser el escenario de una apuesta que ha de salir cara, para el bien del torero y la consagración de Emilio de Justo. Camarón volverá a cantar al toreo por bulerías.
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