Con los primeros rayos de sol de la mañana de baja temperatura, comenzaba a verse el humo y el olor a pelo quemado en la finca “La Maza” donde pasta la ganadería de Gómez de Morales. Se procedía a realizar el bautismo a fuego con el guarismo 0 y el hierro de la casa, la G coronada, con toda la ilusión puesta en que el trabajo realizado hasta el momento de los frutos deseados.
Una labor campera de la ganadería de bravo, que congrega a la familia ganadera y amigos dispuestos a ayudar en una labor, que puede ser de las más ilusionantes y bonitas del campo bravo. Sincronización y trabajo en cadena en una labor en la que la organización es casi milimétrica y cada uno tiene asignado un cometido que cumple a la perfección.
Ciento veinticinco animales (entre machos y hembras) pasaron por el cajón de herraje ante la atenta mirada del veterinario encargado de inscribir a cada animal con el número correspondiente, edad, pelo, sexo y todo lo necesario para su identificación.
Una bonita mañana rodeados de amigos y buena gente en la que disfrutamos de una de las labores más importantes de la ganadería de bravo, en la que se pone toda la ilusión del mundo, ya que dentro de cuatro años los machos herrados darán o quitarán la razón a la selección. Así de duro y así de bonito.
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