En la localidad salmantina de El Maíllo celebran sus fiestas
patronales en honor a La Virgen del Rosario con todo tipo de actos, con el toro
como principal protagonista. Encierros, capeas y novilladas sin caballos
centran la actividad estos días en la plaza del pueblo. Ayer nos acercamos para presenciar la novillada sin
caballos, en la que hacia el último paseíllo de su fructífera temporada Valentín
Hoyos, ante erales de la ganadería vecina de Hermanos García Jiménez, a la que
le corto las cuatro orejas.
Plaza de toros de El Maíllo llena a rebosar en tarde
veraniega. Dos erales de la ganadería salmantina de Hermanos García Jiménez;
escasos de presencia y de buen juego.
Valentín Hoyos de verde botella y oro; dos orejas y dos
orejas. Abandono el coso a hombros.
Actuó como sobresaliente el novillero Pablo Jaramillo (salmón
y oro) que intervino en los dos novillos con dos quites de bello trazo.
Una gratísima sensación nos llevamos de El Maíllo, por su
respeto al toro, su trato exquisito a los novilleros, (Pablo Jaramillo actuó de
sobresaliente e intervino en dos quites de bella factura), su respeto por el espectáculo,
y su pasión por el toro. Un gustazo ver como localidades de poca población,
invierten con tanto respeto sus presupuestos de las fiestas en el toro.
Llegar
a esa placita de toros, montada en la Plaza de España del pueblo, con todos sus
vecinos y forasteros copando desde una hora antes los lugares para presenciar
el festejo, vallados, ventanas, balcones e incluso en los tejados, es para
quitarse el sombrero ante tanta afición y respeto.
Parecía que llegábamos a
presenciar un festejo antiguo, con toda la esencia de las raíces del toreo, con
todo el respeto al joven que aparece vestido de luces, con la admiración de los
más pequeños y el ánimo de los mayores...
De verdad os digo, que merece mucho
la pena, de vez en cuando, darte esta sobredosis de afición y respeto por la
fiesta. Mi enhorabuena al ayuntamiento de El Maíllo porque con sus escasos
medios, hacen muy grande la fiesta de los toros.
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