jueves, 25 de febrero de 2016

Y PERERA VOLVERÁ A LEVANTERSE


En la historia, el mundo del toro ha sido injusto con muchos matadores. Todos y cada uno de ellos merece una oportunidad en el ruedo. Aquel que elige enfundarse un traje de luces y, por tanto, jugarse la vida a carta cabal, ha de tener su momento. Después, uno hace mérito en los ruedos y, al conseguirlos, forma parte de los carteles. Así debería ser. Pero no lo es.

Llama la atención de forma notable en los últimos años el sino de un torero que aceptó la independencia como bandera. El caer y levantarse como forma de vida. Afrontar cada tarde como una prueba de fuego. Es Miguel Ángel Perera, que junto a su inseparable Fernando Cepeda han constituido una pareja ideal. Ya sea en el aspecto artístico en el que ha crecido cada temporada con el sello de su valor innato o en los despachos pidiendo lo que creían justo en cada momento.


Perera sufrió una escalofriante cornada en La Glorieta de Salamanca que por poco le cuesta la vida. Afrontaba el 2015 como gran triunfador de la anterior temporada. Madrid fue el gran aldabonazo al que se sumaron los grandes puertos de montaña. Finalizaba un año con una serie importante de compromisos ganados con sudor y sangre. Ningún empresario pudo escaparse de contratar al de Puebla de Prior.

Empieza el 2016 y no se le ve en Castellón y Valencia. Y es injusto. En primer lugar porque ve la luz al final del túnel tras una dura recuperación y, en segundo, porque se ha ganado esos puestos en los ruedos. La reaparición será en Olivenza el 5 de marzo y, por suerte, también está Sevilla en su agenda. Madrid y otras muchas.



Olivenza, primer reto. La primera ocasión para demostrar su valía. El volver a levantarse. El precio que se paga por llevar la cruel bandera de la independencia que en estos tiempos sólo han portado él y José Tomás. Está fuerte y volverá a triunfar, no lo duden. Miguel Ángel Perera se crece en cada batalla.

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