martes, 2 de junio de 2015

Ledesma, por y para López Chaves


Víctor Soria

En activo, como deben ser los homenajes a los que se quiere y respeta. Más todavía cuando viene de todo un pueblo, por agradecimiento eterno a uno de sus vecinos ilustres. La historia del hombre está ligada a la villa que le vio nacer. Su infancia, rodeada de monumentos de valor incalculable que pasaban desapercibidos a los ojos de Domingo cuando miraba hacia arriba y su imaginación transformaba esas bellezas arquitectónicas en plazas de toros. Lugares que por suerte pisaría más tarde, en los que probó la dureza y la gloria de una profesión que se escoge por devoción y no vocación.

El homenaje que su gente le tributó en la centenaria plaza de toros ha sido uno de los actos señalados de su incansable Peña Taurina, una de las más numerosas y mejor organizadas de la piel de toro, en 2015. Una placa que permanecerá por siempre a pesar del viento, la lluvia o los años, que curan heridas pero no borran recuerdos. Y menos de una persona tan cercana con sus paisanos, absolutos devotos de un torero al que han acompañado en lo bueno y en lo malo como los matrimonios de verdad. Y sin jurarlo delante de un sacerdote, un 1 de agosto de 1993 en Sancho Nuño. Su primera vez de luces, el inicio de una bella historia todavía en punto y seguido.

A partir de ese día, tuvo a su gente siempre cerca. Él los ha sabido mimar y ellos comprender en las diferentes etapas por las que pasa un matador de toros. Gozaron en una exitosa etapa como novillero donde triunfó con fuerza en numerosas ferias hasta salir por la puerta más grande del toreo, la de Las Ventas.  Alternativa de lujo en La Glorieta y varias vueltas al circuito taurino con dignidad torera. Pisando fuerte en los seriales importantes, reponiéndose de cada percance por grave que fuera y, sobre todo, con el valor de ponerse las medias rosas en el hotel para encarar otra tarde más en una plaza de responsabilidad con las ganaderías más duras del panorama. El León de Ledesma lo fue siempre, con las garras afiladas y el amor propio de quien no se deja ganar la partida en el ruedo. No solo Madrid; Sevilla, Pamplona, Zaragoza, Nimes, Barcelona o la propia Salamanca han sido testigos de excepción.

Los años de menos contratos ha seguido notando el aliento de los suyos. Eso le ha llevado a encarar su madurez en unas condiciones extraordinarias. Un padre feliz, con la seguridad de sentirse capaz, de estar seguro de que le queda por decir algo importante en el toreo. Y lo va a hacer. Verle en el campo es una gozada porque emana frescura y conocimiento. Pero más lo va a ser en el ruedo. Pronto será en su Ledesma, corrida especial del centenario, junto a Miguel Ángel Perera, la gran figura del momento, y Cayetano.

Ledesma ya ha demostrado su gratitud, no con la placa, que también, sino con el cariño y el apoyo diario. La oportunidad de dar un golpe en la mesa llegará; su nombre volverá a las portadas y junto a él estará siempre Ledesma y toda su gente. Todo un profeta en su tierra. Palabras mayores.

Enhorabuena, torero.

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