lunes, 16 de marzo de 2015

Un San Isidro sin alas


- Vamos a ver, dejamos fuera a Enrique Ponce que pide un huevo y nos exige un cartel determinado, más perras en definitiva, no sin hacer ver que hasta última hora hemos estado negociando. Con que paguemos a precio de oro una tarde a Morante de la Puebla también vale; además, con la excusa del desnivel repartimos culpas. De los toreros que llevas, Manzanares es el que menos a gusto aterriza en la calle Alcalá y también va a pedir un buen pellizco. Para lo demás, vía libre. Del futuro, ¿qué?

- Tú recoge todo lo que puedas y el que venga detrás, que arreé.

Conversación de despacho, no se entiende de otra forma este San Isidro sin alas. Ni una sola confirmación de una baraja de toreros interesantes y preparados para dar el salto. Mientras tanto, entre cambios de cromos y favores llenamos una cantidad de puestos para hacer lo más rentable posible esta, ya de por si, mina de oro.

Miguel Ángel Perera toma la determinación como mandón absoluto del torero, Alejandro Talavante mantiene su responsabilidad con el lugar que le colocó en lo más alto, Iván Fandiño recoge el fruto de su arriesgada siembra, Diego Urdiales obtiene un merecido reconocimiento y El Juli acepta el reto de ser profeta en su tierra.

Sería de necios negar los múltiples alicientes de este San Isidro pero se echan de menos tantas cosas que lo bueno no parece tanto. Sigan vendiendo el mismo producto de siempre hasta que el público, no tardando mucho, se canse de comprarlo. Para entonces, unos estarán con los bolsillos llenos de dinero y otros en el andén esperando un tren que nunca pasará por falta de pasajeros. Tenemos un gran problema cuando Espartaco, El Soro, Fran Rivera, Jesulín o Dávila Miura son las estrategias empresariales.

De José Tomás ni hablamos.

Imagen: ABC.es

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