El campo es el laboratorio de pruebas de ganaderos y toreros. Unos buscan la combinación de virtudes que se transformen en la embestida soñada. La bravura que permita al torero expresarse y transmita al tendido la emoción que supone el rito taurino. La verdad del toreo. Para los toreros significa un entrenamiento principal de cara a los compromisos de la temporada. Nunca se sabe dónde está la oportunidad que te coloque en el lugar por el que tanto has luchado entregando tu vida a una pasión.
El matador de toros Alberto Durán evoluciona en su concepto del toreo y lo demostró en la ganadería salmantina de Sayalero. Agradable mañana de tentadero, con la primavera recién estrenada, en la que se encontró con las bravas embestidas de dos vacas con empuje y motor. El propio torero reconocía al finalizar el tentadero haber sido de gran ayuda en su preparación. Muchos son los jóvenes como Durán que están preparados al cien por cien y entrenan día a día a pesar de la falta de oportunidades y sensibilidad de los empresarios. Incluso en un San Isidro de más de treinta tardes de toros resulta ridículo que no han encontrado sitio para el verdadero futuro de la tauromaquia.
Su búsqueda personal es la de confirmar alternativa en la plaza que le colocó en la boca de los aficionados taurinos, Madrid. Ese lugar que tanto pesa para los que se visten de luces pero, para algunos, donde se encuentran más sueltos y desarrollan sus mejores virtudes. Alberto Durán es uno de ellos y, desde el primer instante, conectó con el exigente tendido venteño que le espera con los brazos abiertos. Esperamos que sea cuento antes con el cartel, la fecha y el sitio que merece.
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