viernes, 26 de julio de 2013

La tormenta perfecta



Víctor Soria (Santander) / Burladero.com
Miguel Ángel Perera firmó, bajo la lluvia, una faena intensa de principio a fin. Llena de mando y temple por ambos pitones ante un toro que no terminó de entregarse en la muleta del extremeño. Desigual corrida de la ganadería salmantina de Garcigrande - Domingo Hernández que no acabó de romper en la muleta de los toreros. Padilla cortó una oreja en el primero de la tarde y El Juli marró sus dos faenas con la espada. El buen momento por el que pasa Perera fue lo mejor de una Beneficiencia descafeinada.

Abrió plaza Alegría, un toro con el hierro de Garcigrande, con el que pudo torear asentado con el capote Juan José Padilla. Volvía a una de sus plazas predilectas, un lugar en el que es venerado desde sus grandes triunfos de la Feria de San Fermín. Ovación cerrada en el tercio de banderillas, tres pares vibrantes, de poder a poder que levantaron a las peñas para corresponder al esfuerzo con una gran ovación. Inició la faena de rodillas, incluso llegó a pegar una tanda con la mano derecha cargada de temple. El animal metía la cara con nobleza y calidad. Otra con la muleta en la derecha y cambia para torear al natural. También fue bueno ese pitón, el astado venía largo con una dulzura soñada por los toreros. Disfrutó Padilla al natural interpretando muletazos largos y cadenciosos. Dos series en redondo con la diestra desencadenaron una estruendosa ovación. Se notaba que el jerezano estaba disfrutando cuando firmó tres molinetes rematados con un pase de pecho de pitón a rabo. Fue El Ciclón de Jerez en estado puro, sobre todo con ese final apoteósico de rodillas, demostrando poder y valentía. Tremendo susto en un arreón del toro hacia los medios. No anduvo atenta la cuadrilla para cortar el toro después de haber recibido tres coladas al colocarlo para la suerte suprema. A punto estuvo de costar un serio disgusto. Oreja y vuelta al ruedo ondeando la bandera pirata.

Con el segundo apenas hubo opciones. Un toro impresentable para una plaza como Santander en la que se cuida el ganado. Cortaba por ambos pitones y sembró el pánico en el tercio de banderillas. Irremediablemente manso el de Domingo Hernández. No pudo Padilla sacar una tanda en condiciones a pesar de intentarlo. Tras varios fallos, el torero metió la mano habilidosamente para acabar con su vida. No pudo ser la esperada puerta grande. Silencio.

El Juli firmó dos faenas similares. A Maravilla, primero de su lote, lo toreó a la verónica con pasmosa facilidad, fijando al animal en el capote a base de firmeza. El toro tenía poca fijeza, se le dio muy poco en el caballo porque no anadaba sobrado de fuerzas. Brindis al cielo en honor a las víctimas de la tragedia gallega. La faena fue un continuo esfuerzo, una desmotración de seguridad y mando. Como si de un encantador de serpientes se tratara, Julián es capaz de meter en la canasta al más pintado. Toreó en redondo con la derecha y estirado al natural hasta que se le acabó el gas definitivamente. Por poner un pero, excesivamente arrebatado, faltó temple. Bernadinas finales muy ajustadas. Pinchó y mató de media. Tuvo que hacer uso del descabello en tres ocasiones. Ovación tras aviso.

El quinto, prácticamente la misma historia. Salió de chiqueros con una molesta querencia a tablas y el madrileño lo fijó en el capote con naturalidad. También complicado en banderillas, saludóAntoñares. Brindó al público. Su misión era la de alargar la embestida y lo consiguió a base de paciencia y buen hacer. El toro echaba la cara arriba y El Juli ligaba a media altura. Hubo naturales con poder, firmes, arrastrando la muleta. Nobleza por bandera del de Domingo Hernández pero le faltaba entrega. A pesar de dominar en todo momento, el burel se quedaba corto, echando la persiana demasiado pronto. Toreo de arrebato, entregado, eléctrico. Fea estocada que asomaba y nadie se dignó en sacar. Cinco descabellos le hicieron perder la oreja. Ovación tras aviso.

Que Miguel Ángel Perera atraviesa un gran momento no es ningún secreto. Su firme paso por Madrid ha encarrilado una de las mejores temporadas de su carrera. En Santander lo volvió a demostrar bajo la lluvia con una gran faena de dos orejas al toro Navegante, nombre de infausto recuerdo para los devotos de José Tomás, con el hierro de Domingo Hernández. Un trasteo completo de principio a fin. Bien a la verónica ganando terreno, cargando la suerte, manejando las muñecas con suavidad. Quite por Chicuelo disfrutando del toreo. Saludaron Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero tras un brillante tercio de banderillas. Tras brindar al cielo la muerte de este toro, clavó las zapatillas en la oscura arena de Cuatro Caminos para pasárselo dos veces por la espalda sin mover un músculo. El extremeño es la mejor demostración del temple. Varias tandas con la mano derecha enganchando adelante y rematando atrás, dejando la muleta puesta, ligando varios muletazos y rematando con interminables pases de pecho. El animal noble, con mucho recorrido y transmisión. Por el izquierdo tuvo menos importancia, pero aquello terminó de reventar con una serie en redondo a cámara lenta. Tres circulares y el animal se los traga hasta el final. Estocada algo desprendida. Dos orejas de ley y, puerta grande.

A pesar de tener las orejas en la mano y haber ganado ya la partida a sus compañeros de terna, salió a por todas en el sexto de la tarde. Llovía de verdad, pero nadie se movió del tendido. Buena brega de Joselito Gutiérrez en banderillas con dos buenos pares de Juan Sierra. Templado y asentado de nuevo Perera pero el toro adolecía de falta de fuerzas. Trasteo largo, a media altura sin poder bajar la mano. Con paciencia, pudo robar varios naturales de excelente trazo, marca de la casa. Faltaba emoción, todo se venía abajo por la escasa colaboración del burel. Pinchó dos veces, podía haber cortado una oreja más. Al final, silencio tras aviso.

FICHA

Plaza de Toros de Santander. Coso de Cuatro Caminos. Corrida de la Beneficencia. Quinta de abono. Casi lleno en los tendidos en tarde lluviosa. Toros de Garcigrande y Domingo Herández desiguales de presentación, nobles y faltos de fuerza para:

Juan José Padilla: oreja y silencio

El Juli: ovación tras aviso en ambos

Miguel Ángel Perera: dos orejas y silencio tras aviso

INCIDENCIAS: Se guardó un minuto de silencio en honor de las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela.




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