El compromiso, la raza y la entrega de Ismael Martín y Marco Pérez
les abre la puerta grande de La Glorieta de par en par. Una tarde con poco
contenido para el cigarrero.
Plaza de toros de La
Glorieta. Cuarta de abono en tarde entoldada, bochornosa y lluviosa.
Aparente lleno en los tendidos. Toros de la ganadería salmantina de Hermanos García Jiménez, bien
presentados y de juego desigual. 1º devuelto por inválido. 1º Bis mansurrón,
sin clase. 2º con movilidad. 3º con peligro. 4º manso. %º deslucido. 6º de gran
clase y movilidad.
José Antonio Morante de
La Puebla de corinto
y oro. Pinchazo y estocada; ovación con saludos. Dos pinchazos, media y dos
descabellos: Bronca.
Ismael Martín de gris plomo y oro; estocada: dos
orejas. Estocada; saludos tras petición.
Marco Pérez de sangre de toro y azabache (un
terno de Julio Robles prestado por Pacheco) Estocada trasera: oreja. Estocada
contundente: dos orejas.
Ismael Martín y Marco Pérez abandonan la Glorieta a hombros.
Morante con el descontento de la parroquia. Elías Martín saludo montera en mano
tras parear al sexto. Como nota curiosa, Marco Pérez comenzó el paseíllo desmonterado,
calándose la montera a mitad del mismo, cuando se percató que ya había toreado
de matador en La Glorieta.
Morante de La Puebla reaparecía en Salamanca después de
un parón provocado por la reciente cornada en Pontevedra. La afición le
esperaba deseosa de ver la mejor versión del de La Puebla, pues fue todo lo
contrario, o casi todo lo contrario. La falta de entrega y colaboración de sus
toros, sumado al vendaval que le toco sufrir en sus dos trasteos, dejo la actuación
del cigarrero en detalle de la casa y poco más.
Ismael Martín entró en sustitución del torero
alicantino José Mª Manzanares, y dejo claro desde el principio el acierto de la
empresa al acartelardo. Es puro espectáculo, raza, pasión y entrega. Se le ve
feliz y disfrutando delante de los animales en todos los tercios. Tiene una conexión
brutal con los tendidos, además, maneja los trastos con soltura. ¿Qué más se le
puede pedir?
Marco Pérez se las vio en primer lugar con un
manso y “mal encarado” (por sus intenciones) toro de García Jiménez, que le
propino una espeluznante voltereta, d la que milagrosamente salió indemne. Con
su segundo toro sacó a relucir la raza y el compromiso torero que tiene,
realizando un trasteo con gusto, empaque y despaciosidad.
Una entretenida tarde de toros en la que hubo de todo, como
en botica. La desazón de Morante salpicada con detalles de su grandioso toreo.
La entrega innegociable de Ismael Martín, y la raza de Marco Pérez. Mañana
corrida de rejones.
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