«Cornada en cara interna de muslo derecho de 25 centímetros, con trayectoria descendente y posterior debajo de Triángulo de Scarpa con extensa afectación del vasto interno del cuádriceps y sangrado de safena y de rana de femoral superficial se procede a clampaje de femoral superficial y sutura de la safena interna de derecha, se traslada al paciente intubado, analsegiado y termodinámicamente estable al Hospital Clínico de Valladolid».
Este es el parte médico emitido en la enfermería de la plaza de toros, asusta. En el clínico de Valladolid, la operación duró más de seis horas. Al mediodía de hoy ha vuelto a ser intervenido para rematar los arreglos de su maltrecho muslo. Todo está bajo control dentro de la gravedad de las heridas.
Manuel, la verdad es que no sé qué decirle. Gracias a Dios, podrá leer esto que le escribo más pronto que tarde. Son de las cornadas que asustan, que te encojen el corazón, que te dejan mal cuerpo; de las cornadas que acojonan.
Usted es el primero que sabe que los toros cogen, que hieren, que hacen daño, en ocasiones mucho daño, y gracias a Dios en las menos, llega la desgracia. Dios le ha guardado una carta para que siga jugando la partida, la partida de la vida que le queda por delante, toda una vida. Dios le ha guardado y le ha cuidado en los momentos más complicados, aliándose con su ángel de la guarda en la tierra, que tiene nombre y apellidos, Marta Pérez López (cirujana de la plaza de toros de Cuellar) que, con su equipo, dieron en la clave para mantenerle vivo. Dios le ha acompañado en su viaje a Valladolid, y en ningún momento se ha separado de usted, en las tres intervenciones quirúrgicas que lleva. Dios le ha guardado muchos éxitos en el mundo del toro, para que cuando se recupere, los disfrute y valore.
Ahora seguramente le quedará un duro calvario en la recuperación, pero con su insultante juventud, tesón, esfuerzo, sacrificio y ganas de lucha, todo será mucho más fácil. Dios le guarde a Manuel, un huequito en su agenda para protegerlo y cuidarlo como ha hecho hasta ahora. Mucha fuerza, mucho ánimo y pronta recuperación. Que Dios le guarde.
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