miércoles, 27 de enero de 2016

CONRADO O LA BOHEMIA DEL TOREO




Hablar con cualquiera relacionado o no con el mundo del toro, de los maletillas, se le viene a la cabeza enseguida "Conrado el de Ciudad Rodrigo". No sé si será más conocido que Las Tres Columnas, pero cerca le andará.



Conrado Abad Gullón, nació en un pueblecito de Zamora, Molezuelas de Carballeda, hace ya casi 90 años. Con 16 años en contra de la voluntad de su familia se fue de casa en busca de una oportunidad, ya que su deseo era ser torero. Primero estuvo dos años viviendo en un vagón de tren en la estación de Sevilla, de donde vino decepcionado ya que no pego ni un muletazo. Llego a Salamanca, y Victoriano Posada, le recomendó que fuera a Robliza de Cojos. Allí fue donde se puso delante del animal por primera vez. Con su atillo y la ilusión a tope recorrió veredas y caminos en busca de "un pitón", se recorrió toda Castilla y León, Extremadura y la parte de la frontera con Portugal. Hace ya más de 60 años que se instalo en Ciudad Rodrigo, donde se siente como un Mirobrigense mas. Con él estuvimos hablando.
¿Conrado que tal se encuentra?
Muy bien. Estupendamente. Con unas facultades y con una mentalidad como si fuera un chaval. La verdad es que estoy muy bien.
¿Cuanto hace que no se pone delante de la cara del toro?
Pues ya hace seis años. Y lo echo de menos. Es lo único que he vivido toda mi vida y mi afición por el toro es muy grande. Mis facultades han tenido unos límites, que es lo que me ha apartado de la cara del toro. Es el pesar que tengo. Pero vamos más tarde o más temprano conseguiré volver a ponerme delante de un toro.
¿Con que edad pego su primer muletazo?
Con 16 años, creo recordar. Me distancie de mi casa, de mi familia. Me fui "pa" Andalucía, con la afición y una "muletilla". No me fue nada bien y me vine para Salamanca, concretamente a esta tierra que hoy estamos, Ciudad Rodrigo. Aquí parece que este público me mimo, me arropo, me acaricio... y hoy es el día que aquí estamos. Desde que vine para acá, he toreado todo lo que salía por esos chiqueros de las capeas, de aquí, y de otros muchos pueblos, Coria, y muchos más.
En Ciudad Rodrigo es usted muy conocido; ¿se siente querido?
Pues sí, mucho. Yo cuando me vine a Ciudad Rodrigo era uno más. Nadie reparo en mí, yo era un aficionado mas en las capeas. Pero un carnaval, otro más, y otro, y así muchos años, llegué a los públicos muy fácil. Me acarició, me mimó más que a nadie en mi vida, me arropó. Me bajaba a torear con una muleta que me regaló "El Viti"; yo siempre he toreado con una muleta del  "Viti". Bueno hubo una vez, que el torero este de Valencia que estuvo tan malo y ahora ha vuelto a torear... "El Soro". Estaba aquí en Ciudad Rodrigo y me dijo "esa muleta está muy vieja, vaya al coche que el mozo de espadas le da una". Y así fue, llegué al coche y me dio una muleta, que la use varias veces, pero yo con la que toreaba bien era con la que me regalo "El Viti", y volví a usar la mía. A lo que te decía, cuando bajaba a torear aquí los públicos repondrían con un sentimiento y con un cariño, que de verdad nunca seré capaz de olvidar todo aquello que hacían por mí.
¿Veremos a Conrado este carnaval por la plaza?
Pues no, creo que no. La gente como me quiere tanto, y me quieren volver a dar una ovación en la plaza, creen que sigo teniendo las mismas condiciones, y ya no. Yo ya estoy "apartao". Pero de verdad que vivo con aquel amor, y cariño que me tiene toda la gente, y eso me hace feliz. Las facultades han ido a menos pero eso no quiere decir que no me sienta capaz de torear un toro en una plaza. La mentalidad la tengo como un chaval de estos que empiezan, de los que vienen al Bolsín, yo tengo la misma ilusión que ellos.
Un romántico, un bohemio, un "lobo solitario", un "buscavidas" un torero, un maletilla; no sé como definirlo porque engloba todo lo que antiguamente hacían los chavales que querían ser toreros. La verdad es que la vida ha cambiado, pero hablas con Conrado y te das cuenta que valoramos mucho lo material, nos preocupa tener dinero, una casa, un coche, un trabajo... lo normal. A él lo único que le preocupa es la felicidad. Conrado se siente querido, admirado, y lo que es más importante para él, se siente feliz.

2 comentarios:

  1. Quería compartir mi experiencia con el mundo del toro, conocí una ganadería de toros bravos de la mano de BullWatchCadiz , y cambió mi concepción del mundo taurino, fue algo maravilloso, una experiencia en un entorno natural que recomiendo a todos, aficionados y no aficionados.

    ResponderEliminar
  2. Algunas tardes de invierno. De este mismo lo he visto torear de verdad. Desde dentro.hondo de salón en la entrada del supermercado el árbol en el centro comercial.sobrecogedora escena q hace pensar. Q capea vivirá en su mente? Gracias conrado

    ResponderEliminar