Montalvo ha sido una de las paradas en su entrenamiento. Cuerpo y mente en plena evolución para volver a colocarse el traje de luces con los dientes afilados. El doblete de Pamplona será su primera bala. Victoriano del Río y Fuente Ymbro, dos hierros de plena garantía, para salir de nuevo a hombros en un coso donde se mueve como pez en el agua. Después llegará otra de las fechas señaladas en rojo, es el mano a mano con Enrique Ponce en Mont de Marsan. Han anunciado que no habrá trinchera y ninguno se dejará ganar la partida. Tres paseíllos intensos, de los que gustan al de Orduña, donde puede desarrollar al cien por cien su personalidad. La que ha llevado a levantar de los asientos a miles de aficionados en las plazas.
Llegarán agosto y septiembre con múltiples compromisos. Entre ellos Palencia, donde estoqueará la corrida del hierro salmantino de Juan Ignacio Pérez Tabernero. Pisará suelo español y también los lugares privilegiados de Francia donde sigue siendo todo un emblema para la tauromaquia.
Personalidad a raudales y compromiso son las grandes bazas de Iván Fandiño. Un torero que no ha querido acomodarse y ha buscado continuamente el gran golpe en la mesa. Siempre dijo que no pararía hasta llegar a ser figura del toreo y eso exige el máximo nivel día tras día. Su concepto es puro dentro y fuera de los ruedos. Siempre mirando al futuro, a las grandes apuestas que hagan acudir al aficionado de verdad a las taquillas. El paso atrás, ni para tomar impulso. La gran seña de identidad de Iván Fandiño.
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