Cuando los tres matadores con sus cuadrillas abandonaron
juntos el ruedo de Las Ventas yo sentí alivio y orgullo por lo que habían hecho
esos hombres. Cuando superaron el centro del ruedo y vi comenzar a caer
almohadillas sentí estupor incredulidad y vergüenza.
Es la vez que mas injusta, maleducada, grosera, y fuera de
lugar he visto a la afición de Madrid, o por lo menos a los que ayer casi
llenaban las Ventas. No puedes ir desde casa con la predisposición de ponerte
del lado de algo en un espectáculo único grandioso y distinto, en el que el guión
se escribe sobre la marcha, y los protagonistas, tanto toreros, como toros,
como el mismo publico, deben de desarrollarlo
y asimilarlo según se va produciendo.
Las Ventas ayer desde que salio por la puerta de chiqueros
el primer Victorino, estaba de parte de la ganadería, y les daba igual lo que
los hombres vestidos de luces hicieran ante ellos, siempre valoraban al toro en
positivo y al torero por debajo del toro, injusticia total.
Un buen aficionado debe de valorar la actuación del torero
dependiendo del animal que se tenga delante. Los tres matadores de ayer, Uceda,
Ferrera, y Aguilar, y todas sus cuadrillas, estuvieron mas que dignos y
profesionales ante una corrida dura, agresiva, desagradecida, peligrosa,
mentirosa, reservona del hierro de la
A coronada, de las mas desagradables para estar delante que
le he visto yo en mucho tiempo.
El publico de Las Ventas incomprensiblemente se puso del
lado de la ganadería, y despidió a los actuantes con pitos y agravios, lanzándoles
almohadillas y todo tipo de improperios ante la cara de estupor e incredulidad,
del que sabe que se ha jugado la vida y que ha hecho todo lo posible por estar
por encima de una corrida de toros infumable y sabedores de la suerte que
tienen de salir andando de la plaza en una tarde mucho mas que dura.
FOTOGRAFIAS DE: JAVIER ARROYO.
Viva Sevilla. Cada vez me gusta menos ver toros en Madrid, pero Madrid es Madrid, una cuesta arriba por la que hay que pasar y por eso muchas figuras pasan de ir, o van a regañadientes o están tiempo sin pisar el ruedo de las Ventas.
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