domingo, 7 de julio de 2013

La de Barquerito en Istres

Víctor Soria

El cronista tiene la difícil misión de contar lo que ocurre en la plaza para todos aquellos que no han tenido la oportunidad de ver la corrida de toros en persona. Escribir una crónica y hacer disfrutara los lectores con cada muletazo está al alcance de unos pocos elegidos, entre ellos Ignacio Álvarez Vara 'Barquerito'. La crónica de la tarde de Morante en Istres pasará a los anales de la historia por haber sido capaz de trasladar la magia del genio de la puebla sin que perdiera un ápice de emoción, de verdad.

Todos coinciden en que vieron una tarde histórica, los vídeos así lo atestiguan, pero no duden que el éxito será mucho mayor a raíz de este maravilloso texto. Riqueza exquisita en el vocabulario de uno de los mayores conocedores y estudiosos del toro bravo. Buscar y encontrar la palabra exacta para definir una obra de arte en movimiento, un torrente de emociones difícil de contener, más aún de expresar. Observen algunos ejemplos de esta obra maestra: "Con un Deseadito del hierro de Toros del Tajo hizo Morante una de esas faenas prodigio con que ha dado en prodigarse. ¿Sublime? Más o menos: de una riqueza de repertorio sencillamente abrumadora, supino encaje, ajuste insuperable, ritmo constante, ligazón, variedad y descaro. No se cansó Morante, más que dichoso de sentir al toro tan acompasado. Pareció a última hora que este toro tan delicioso que vino a encontrarse en Istres le servía de banco de pruebas y ensayo. Igual que un modelo de la pintura clásica.

Por pródiga, difícil de contar y recontar sus variaciones y sus variedades. Cada una de las entradas de tanda fue de palo distinto, como en los recitales de cante; cada una de las salidas, también. Abrió series con el ayudado por alto a dos manos, o con la trinchera antigua, o con el molinete frontal de giro vertical a pies juntos, o con el natural vaciado hacia dentro sin más espera, o con el cambio de mano. Y las cerró en parecidos términos: con el cambiado por alto, o el de obligado de pecho, o el mero desplante, o el aparatoso molinete del toreo mexicano de ida y vuelta. A suerte cargada, el peso entero en rodillas y plantas de pies posadas como si no tuvieran ni peso.La abundancia fue de pasmo; la continuidad, lo mismo. ¿Cincuenta muletazos? Tantos serían. Todos, buenos. La pura magia del toreo puro y risueño. Lección de compás (...)"

Poco más que decir. Tan sólo rendirse ante quien ha sido capaz de expresar una faena de este modo. Además de gran aficionado, uno de los grandes cronistas de la actualidad, sin lugar a dudas. Esta vez no sobran las palabras, sino las imágenes. Leer y saborear una de las grandes faenas de la temporada interpretada en perfecta sinfonía por una de las figuras del toreo de nuestro siglo. Un lujo del que no pretendo privarles.

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