No han pasado ni tan siquiera tres meses del duro, durísimo percance en la plaza de toros de Cuellar, y hablar con Manuel “Diosleguarde” te trasmite la vitalidad de su edad, la responsabilidad de su profesión y la sinceridad de un hombre de los pies a la cabeza.
Manuel lo primero de todo; ¿Cómo se encuentra?
Pues bien, la verdad es que bastante recuperado, aunque todavía queda mucho camino que recorrer.
Por no centrarnos en la tarde del percance, que por otro lado sería injusto después del gran 2022 que ha tenido, vamos a repasar el año.
Seis novilladas con picadores dando comienzo en Valdemorillo en el mes de febrero.
Si, fueron seis novilladas comenzando en Valdemorillo, luego viaje a Francia concretamente a Aire-Sur-l’Adour, y ya las otras cuatro en plazas de primera, en Valencia donde corte una oreja, después dos tardes en Madrid, una de ellas en San Isidro donde también corte una oreja, y una tarde en Sevilla.
En Valencia el fallo con la espada impidió un triunfo mayor.
Si en Valencia estuve a gusto y sirvió la novillada. Si no pincho el segundo le tenía cortada otra oreja, pero son cosas que pasan. La de Sevilla fue una pena, tenía mucha ilusión y la novillada no sirvió la verdad.
El 23 de Julio en Santander se cumple un sueño de la mano de Alejandro Talavante y con Pablo Aguado de testigo.
Si, fíjate, para cualquier torero es un día muy marcado, y si además tienes la suerte de tomar la alternativa al lado de dos figuras del toreo, pues fíjate, un sueño, y más si tu gran referente desde que sueñas con ser torero, desde que agarre una muleta por primera vez es Alejandro Talavante… un día muy bonito, un día para enmarcar para toda la vida.
La corrida de toros de Torrealta proporciono su primera puerta grande de matador de toros.
Si, la verdad es que sí. Mi segundo toro sirvió mucho y me encontré muy bien con él. Ha sido uno de los días que más he disfrutado toreando esta temporada. La afición de Santander se entregó conmigo, y la verdad que tengo un recuerdo muy bonito de ese día.
Después de la alternativa; cuatro corridas de toros más y cuatro puertas grandes.
Si, era el objetivo que me marcaba desde un principio para esta temporada, puntuar todas las tardes que me visto de torero. Es muy difícil abrirse camino cortando las orejas cuanto más si no lo haces. Han sido cuatro tardes las que he toreado y diez orejas las que he cortado. Tampoco me gusta mucho hablar de números porque al final lo más importante son las sensaciones que te deja cada tarde… pero es importante puntuar ya que te allana algo el camino.
Se ha visto que el paso del utrero al toro le ha beneficiado.
Si, bueno, quizás ya llevaba mucho tiempo de novillero y me costaba bastante conectar con el tendido, porque con el utrero lo veía muy fácil, y esa facilidad la trasmitía arriba y no se valoraba con veracidad lo que estaba pasando en el ruedo. Con el toro la verdad es que me he encontrado muy a gusto, sensaciones muy buenas. El toro embiste todavía más despacio que el utrero y eso me facilita estar más centrado y más reposado delante de la cara de los animales.
La tarde de Guijuelo en el mes de agosto con la corrida del Puerto se vio un “Diosleguarde” muy pausado y templado.
Si en Guijuelo la verdad que fue una tarde buena. Con los dos toros me encontré muy a gusto, uno de La Ventana del Puerto y otro del Puerto de San Lorenzo que embistieron mucho. El segundo toro tenía mucha calidad, pero la misma falta de fuerza perdiendo las manos varias veces, y eso te pone la gente a la contra y luego es muy difícil darle la vuelta. A base te temple, toques suaves y buena colocación lo conseguí, y la verdad que el toro fue muy agradecido y conseguí cuajarlo. Como bien te digo el paso del utrero al toro me ha venido bien, yo me encuentro más reposado en la plaza. También es verdad que según va pasando el tiempo vas cogiendo madurez y creo que en la plaza se me ve. Ahora soy un torero más reposado más pausado y que bueno, que es lo que busco, salir a la plaza sobre todo a disfrutar, y cuando uno disfruta arriba llega, y es lo que hace falta, que uno disfrute y haga disfrutar a la gente.
El 28 de agosto quedara en la memoria del aficionado y en el muslo y la cabeza de “Diosleguarde”.
Bueno la verdad es que sí. Una tarde… pues bueno, llego la cornada. Son cosas que le pasan a los toreros. Sabemos de sobra, cada vez que nos vestimos de toreros nos juagamos la vida, que estas cosas pueden pasar, que este espectáculo es de verdad y que no existen trucos. Pero bueno, ya fuera de la cornada yo me quiero quedar con lo bueno que paso esa tarde que fueron tres orejas. Tuve sensaciones muy buenas con el segundo toro, el toro que me hirió, que me permitió expresar mi toreo. Pero bueno, hay que dejar atrás lo malo y quedarnos con lo positivo que es lo que al final le hace a uno crecer.
La recuperación es lenta pero satisfactoria.
Si la verdad es que bueno, ahora ya voy empezando a ver la luz al final del túnel. Es una evolución lenta pero como bien te digo, va siempre a mas, cada día que pasa me voy encontrando mejor, ya voy caminando bastante, ya voy cogiendo fuerza en la pierna… y bueno, poco a poco se va normalizando todo y dentro de nada esto lo estaré contando como una anécdota.
Físicamente la evolución va bien; ¿Y mentalmente?
Es un percance fuerte y hace daño la verdad, pero me cogió en un momento que estaba muy preparado mentalmente. El invierno pasado tuve una preparación muy intensa físicamente y mentalmente, y creo que eso me ha permitido que lo afronte con naturalidad. Si esta cornada me coge en otro momento en el que yo no estoy tan mentalizado, seguramente que me hubiera afectado muchísimo más.
Si las cosas son como tienen que ser, las empresas tienen que llamar a “Diosleguarde” en 2023.
Si, al final sabemos que la memoria en el toreo es muy corta, pero bueno, yo lo que tenía que hacer en la plaza lo he hecho. Como bien hablamos han sido cuatro tardes de matador de toros, diez orejas cortadas, cuatro puertas grandes… y ya fuera del percance, que a mí personalmente me tiene que servir para crecer como torero, como persona y así valorar cada una de las tardes que me vista de toreo como un privilegiado que soy. Todo esto en conjunto, espero que me sirva para que el 2023 sea un año bonito para mí.
Es una inmensa alegría hablar con Manuel y comprobar de primera mano que las aguas van volviendo a su cauce. Aquel 28 de agosto todas las turbulencias posibles se agolparon en la enfermería de la plaza de toros de Cuellar, y gracias a Dios, y a las prodigiosas manos de los doctores que allí estaban salvaron la vida del hombre. Ahora con rehabilitación, duros ejercicios, mucha constancia y paciencia, el hombre está sacando a flote al torero, que si Dios quiere, el año que viene volverá a disfrutar de las mieles del éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario