Mario Navas
tiene algo especial. Ayer en La Glorieta volvió a demostrarlo, sin estar
redondo, dejo destellos de lo que puede dar de sí, de su concepto y de la
facilidad que tiene para ordenar aquello. Muletazos templados, con gusto, compás
y ese algo, que se tiene desde la cuna. Álvaro Burdiel mostro su experiencia y
seguridad delante de los animales. Pide a gritos pasar de escalafón. Víctor
Acebo mostro un toreo puro y asentado, con gusto e inteligencia. Otro de los
novilleros a tener en cuenta. Daniel Martin se las vio con el garbanzo negro de
la perola. Su bisoñez no le impidió mostrar las ganas y la entrega a pesar del
casi nulo lucimiento.
Plaza de
toros de La Glorieta. Noche de agradable temperatura con todo el aforo
permitido cubierto. Distanciamiento sanitario respetado y todo el mundo con su
mascarilla. 4ª clase practica clasificatoria Destino La Glorieta trofeo Juan José.
Novillos de
distintas ganaderías; 1º de Esteban Isidro, encastado y repetidor. 2º de
Adelaida Rodríguez, noble y enclasado. 3º de Hermanos Mateos, encastado. 4º de
La Glorieta, complicado, sin clase ni recorrido.
Álvaro
Burdiel (Escuela de Madrid) de corinto y oro; estoconazo, oreja.
Víctor Acebo
(Escuela de Almería) de blanco y oro; estocada caidilla, oreja.
Mario Navas
(Escuela de Salamanca) de corinto y oro; estocada trasera saliendo prendido,
dos orejas.
Daniel
Martin (Escuela de Salamanca) de nazareno y oro, estocada y tres descabellos, vuelta.
ÁLVARO BURDIEL
VÍCTOR ACEBO
MARIO NAVAS
DANIEL MARTIN
Cuando Mario
Navas se dirigía a las tablas para cambiar la ayuda por el estoque, desde la
grada del ocho, si no me oriento mal, un espectador grito ¡Viva España! A lo
que el resto de la plaza respondió con un estruendoso ¡Viva! Seguido de una
cerrada ovación. Pues bien, yo digo viva todos ustedes, todos los que estas
noches habéis ocupado vuestras localidades en La Glorieta, guardando las
medidas de seguridad, la distancia estipulada, la mascarilla puesta y una educación
y respeto, que a día de hoy es ejemplo en toda España. Millones de gracias a la
afición salmantina por hacer las cosas como Dios manda, o como manda la “nueva
normalidad”.
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