Zamora rindió homenaje a su torero más ilustre. Con la friolera de ochenta años se atrevió a estoquear un novillo de la ganadería que tantas alegrías le dio en su carrera como profesional, Victorino Martín. Sus diez puertas grandes de Madrid han permitido pasar a la historia a este bravo torero de Villalpando que a base de un duro entrenamiento diario ha conseguido la proeza de estar delante de un novillo y ser capaz de cortarle las orejas y el rabo tras una faena cargada de torería y emoción. La estocada en el mejor sitio posible, el novillo dobló rápido y el público respondió con una estruendosa ovación, llenando el tendido de pañuelos. En el ruedo del coso zamorano quedaron dos medias verónicas belmontinas y unos cuantos muletazos que vivirán siempre en la retina de los buenos aficionados.
Sergio Vegas consigió desorejar a su novillo tras una faena larga pero certera. Juan Mora no tuvo posibilidades con un novillote con poca fuerza que tan sólo permitió atisbar la enorme clase del toreo de Plasencia, una oreja tras estocada. Javier Conde, por su parte, llevó el delirio al tendido con un toreo gitano lleno de inspiración. Faena estética, preciosa, torera... una maravilla para los ojos de una afición cansada de ver mil muletazos sin sentido. El novillo de Zalduendo colaboró con buenas embestidas por ambos pitones hasta llegar a ser indultado. Pañuelo naranja para el de Zalduendo y gloria para Javier Conde.
Alberto Durán tampoco tuvo suerte con el utrero de su lote aunque recogió una cariñosa ovación de sus paisanos. César Valencia demostró unas ganas locas de querer ser torero poniendo en pie al tendido zamorano. Dos orejas para la promesa del cartel.
Un día para la historia. Andrés Vázquez, visiblemente emocionado, pudo comprobar que su afición no le olvida.
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