La verdad, no sé muy bien a quien o quienes dirigirme, pero lo que, si tengo muy claro, son las formas con las que me voy a dirigir a quien quiera, o quienes quieran recibir mi mensaje.
Estoy cansado, y como yo una gran mayoría de la sociedad (parafraseando al señor ministro de cultura), de tanta hipocresía, tanto veto, tantas trabas, tantas injusticias, tanto ser políticamente correcto, y tanto defensor de “lo divino”.
Hay un grupo de personas que quieren ejercer su profesión, legal, dicho sea de paso, con total libertad y sin ningún tipo de condicionamiento. Un grupo de profesionales que quieren llevar de manera totalmente legal, el pan a sus casas. Un grupo de “enanos” que quieren torear, porque se sienten toreros, y porque son toreros. Pero tienen enfrente un grupo de políticos, de cínicos, de defensores del que no pide defensa, de buscadores de votos al precio que sea, de defensores de la falsa y nula moral… que se lo impiden con la burda e infame teoría, de que el público va a “reírse y burlarse por su condición de enanos”.
Ustedes lo que pretenden es que gente como yo, que, a mis 52 años, sigo diciendo que me enamore de la fiesta de los toros viendo al Bombero Torero siendo un niño, no tengan acceso al mundo del toro desde la infancia, como lo tuve yo. Ustedes lo que quieren, es que el olor a toro, a fiesta, a tradición, a arte, a cultura, a espectáculo… si no es de su cuerda, desaparezca.
Pues les voy a decir una cosa, no se a quien, a los políticos, al ministro de trabajo, al ministro de cultura, al defensor del pueblo… o a todos en general. Estas gentes son “enanos” de tamaño, pero no en valores, en dignidad, en profesionalidad, en arte y cultura, cosa que ninguno de los que he nombrado antes, les llegan a estos “enanos” ni a la suela del zapato.
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