La tarde de más expectación del abono, se tornó, no en decepción porque hubo cosas muy buenas, pero si en tarde gris, en buena parte por culpa del Dios Eolo.
Plaza de toros de La Glorieta 5ª de abono en tarde fresquita de temperatura y casi lleno en los tendidos. Toros de la ganadería salmantina del Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto; 1º Mansurrón, noble sin entrega. 2º Templado y con calidad. 3º Mansurrón a más. 4º Bravo, codicioso y con humillación. 5º Encastado. 6º Deslucido y sin clase.
Alejandro Talavante de turquesa y oro; Estocada: oreja. Estocada trasera: oreja.
Emilio de Justo de marino y oro; Dos pinchazos y media: saludos. Estocada en el sótano y otra en la yema: oreja.
Andrés Roca Rey de catafalco y oro; Estocada defectuosa, cuatro descabellos, aviso: silencio. Estocada, aviso: silencio.
Talavante fue todo disposición y ganas durante toda la tarde. La faena a su primero resulto desordenada, comenzando de rodillas de manera sorprendente, más una buena tanda con la diestra. El toro manseo sin disimulo y lo mato de gran espadazo. En su segundo dibujo tandas por el izquierdo de gran mérito y plasticidad, siempre muy molestado por el viento.
Emilio de Justo tiene empaque natural, y se encaja a la perfección con los animales. En su primer toro realizo un trasteo con varias tandas por el pitón derecho de gran gusto y plasticidad. Por el izquierdo el toro era otra cosa y el viento seguía haciendo de las suyas. La espada fue un desastre. Con su segundo, un toro exigente y con poder, estuvo firme y entregado consiguiendo por momentos que la faena tomara vuelo, pero el viento seguía siendo el protagonista de la tarde. El fallo con la espada dejo el premio en una oreja.
Roca Rey se encontró con el peor lote de la corrida. Su primero manseando y abanto hasta que encontró la muleta poderosa del peruano, que lo mantuvo en un par de tandas antes de que manseara sin disimulo. Mato mal. Su segundo parecía un calco al primero, sin entrega ni condición, y a todo esto el viento seguía haciendo de las suyas.
Una tarde con dos buenos toros, en la que el viento fue protagonista. Talavante llegó a La Glorieta con mucha disposición y salió a hombros. Toreo de quilates de Emilio de Justo, estropeado con los aceros. Roca Rey se desesperó con el lote que le tocó en suerte, y con el viento molesto de toda la tarde.
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