sábado, 16 de septiembre de 2023

SEBASTIÁN CASTELLA SABOREA UN DULCE "CARAMELO"

 

Cuando uno quiere saborear las cosas, las saborea. Pues eso mismo le ha pasado a Sebastián Castella con “Caramelo”, su segundo toro, que quiso saborearlo, y lo saboreó.

Plaza de Toros de La Glorieta. 4ª de abono con tarde amenazando lluvia. Tres cuartos de aforo cubierto. Toros de la ganadería salmantina de Hermanos García Jiménez y Olga Jiménez. 1º noble sin entrega. 2º Bravo y a más. 3º Flojo, sin entrega. 4º Bravo, pronto, entregado y codicioso, de nombre “Caramelo”, premiado con la vuelta al ruedo. 5º noble. 6º Listo y seco en su comportamiento.

Sebastián Castella de marino y oro; estocada casi entera: Saludos desde el tercio. Estocada, aviso: dos orejas.

José María Manzanares de sangre de toro y oro; estocada: oreja. Media contraria: silencio.

Tomás Rufo (que sustituía a Morante) de azul azafata y plata; estocada caída y tres golpes de verduguillo: silencio. Estocada, aviso: silencio.




Sebastián Castella se llevó la tarde de largo. Desde su vuelta a los ruedos, lo veo, y esto es una apreciación personal, más centrado en torear bien, y menos en demostrar el valor que tiene. Con su primero quedo todo entre dos aguas, por la falta de entrega de su oponente. Con su segundo se pegó el gran atracón, se endulzo la faena y la tarde con un gran toro de nombre “Caramelo”. Castella lo saboreó desde el capote, realizando un quite muy variado y vistoso. Ya con la franela en la mano, disfrutó de cada una de las embestidas de “Caramelo”, entregado, codicioso, pronto… un gran toro. Mató con rectitud cobrando una gran estocada.


Manzanares no acabó de acoplarse a la tarde. Con su primero realizó un comienzo de faena lleno de torería, belleza y empaque. El resto del trasteo navegó sin rumbo cierto, ante unas embestidas nobles y entregadas. En su segundo realizó un trasteo insulso, como desangelado.


Tomás Rufo entro por la vía de la sustitución, y pechó con el peor lote del festejo, dentro de una corrida buena. Su primero fue protestado por falta de fuerza desde el principio, y tuvo que luchar contra eso, sin acabar de conectar con la parroquia, para remate, la espada viajó a los bajos. Su segundo toro, fue el de menos entrega y más incierto del encierro. Rufo lo intentó y aposto por agradar, sin acabar de redondear nada.

Castella saboreó las mieles del éxito, una vez más, en La Glorieta, con un riquísimo “Caramelo” que le sirvió para abrir la puerta grande con un buen sabor de boca.  


 



 



 


 


 

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