lunes, 3 de julio de 2023

CASTELLA VA DE VERDAD

 TRIUNFÓ JUNTO A ALBERTO DURAN QUE SALIERON A HOMBROS. MORANTE CORTO UNA OREJA.

Siempre se ha dicho que, las segundas partes nunca fueron buenas. Pues en el caso de Sebastián Castella, falla la norma. Esta segunda juventud en el escalafón le ha sentado muy bien.

Plaza de toros de Zamora. Menos de medio aforo cubierto en tarde soleada y de calor sofocante. Toros de la ganadería salmantina de Hermanos García Jiménez, bien presentados y de juego desigual. Destacar la nobleza del primero, la clase del tercero y la gran condición del quinto, que salto como sobrero.

Morante de La Puebla de tabaco e hilo blanco; pinchazo sin soltar y espadazo caído, ovación. Pinchazo y estocada; oreja.

Sebastián Castella de lila y azabache; cuatro pinchazos y estocada, silencio tras aviso. Estocada; dos orejas.

Alberto Duran de azul aguamar y oro; Pinchazo y estocada, oreja. Estocada al encuentro, oreja.

Destacaron durante toda la tarde, Rafael Viotti, José Chacón y Jarocho tanto con la capa como con los palos.





Morante reaparecía después del percance sufrido hace unos días en Badajoz, donde se fracturo una costilla de la que sigue convaleciente, y en algunos tramos de la tarde se le notó. Realizo dos trasteos llenos del encanto, torería y personalidad que atesora legando enseguida a los tendidos. Lo más destacado y arrebatado lo firmo con su segundo toro, al que cuajo de manera primorosa al natural.





Era una incógnita como sería la vuelta del torero francés a los ruedos, pero lo dejo cristalino la pasada feria de abril y en la de San Isidro. Zamora no fue menos y Sebastián Castella cuajo una gran faena a su segundo toro. No importa mucho lo que haga y como lo haga, por lo menos a mí, lo que importa es la sensación que trasmite, la frescura con la que está delante de los animales, la entrega, la capacidad, el valor, la técnica… una manera más que meritoria de volver a los ruedos. 





Alberto Duran celebraba sus diez años como matador de toros en el mismo escenario que se doctoro. Estaba ante sus paisanos y se notaba la presión, pero nada más salir su primer toro, se sacudió los nervios y comenzó hacer lo que sabe; torear. Cites pausados y estéticos, trazo largo y enroscado, pausas y tiempos necesarios para que sus toros duraran. Meritoria tarde la del zamorano que no se dejó en ningún momento avasallar por sus compañeros de cartel.

Entretenida tarde la vivida en Zamora, una de las plazas de toros más grandes del mundo, no se llena nunca, venga quien venga, en la que el torero de La Puebla dejo derramar unas gotitas de su aroma. Castella demostró que no ha vuelto de broma, y Duran pide más contratos para poder demostrar en más plazas el torero que lleva dentro.

 


 


 


 


 


 


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