domingo, 18 de septiembre de 2022

EL TALENTO, LA MAGIA Y LA ROCA A HOMBROS EN LA GLORIETA

 

Tarde de expectación, y tarde para el recuerdo y la historia de la plaza de toros de La Glorieta. Gran actuación de Morante ante su segundo bis, con un Talavante en esplendor y un Roca avasallador. Plaza llena de no hay billetes, y el público encantado; ¿Qué más queréis?


Plaza de toros de La Glorieta. Quinta de abono. Lleno de no hay billetes en tarde de nubes y claros. Toros de la ganadería desiguales de presentación y juego; 1º manso sordo. 2º Noble, humillador y repetidor. 3º soso y de medias embestidas. 4º Devuelto por problemas en la vista (4ºBis) sin entrega 5º Soso y de corto recorrido. 6º Noble.

José Antonio Morante de La Puebla de tabaco con hilo blanco; Media, pitos. Estocada entera, dos orejas.

Alejandro Talavante de marfil y oro; estocada traserilla, dos orejas. Dos pinchazos y descabello, saludos desde el tercio.

Andrés Roca Rey de rosa y oro; estocada, oreja. Estocada, dos orejas.

Saludaron montera en mano después de parear el quinto toro, Miguel Murillo y Manuel Izquierdo.




Morante dio sus dos versiones en una misma tarde. A su primero no quiso desplegar sus armoniosas formas ante la nula condición del Cuvillo. Lo despacho de medio espadazo. Su segundo toro salió con un problema de visión que el propio Morante hizo ver al palco presidencial, que saco el pañuelo verde. Con el sobrero, también de Cuvillo, llego la sinfonía y arrebato del cigarrero. Faena para paladear, por entrega, gusto, cadencia, compas, armonía en las formas y calidad en el contenido. Se sacó una faena de inspiración y recreación en la historia del toreo, con tandas que bien podría firmar Joselito “El Gallo”. Un deleite para los sentidos.





Talavante es la magia del toreo, sin necesitar ningún tipo de truco para conquistar una Glorieta a rebosar. Tiene una mano izquierda bendecida por el dios del temple y la cadencia. Sus formas, su postura, su embroque son de los elegidos. La magia mana desde que se hace presente en el ruedo, dejando al público en un estado de incredulidad por la grandeza de la obra presenciada con muletazos que son carteles de toros. Lo del segundo suyo ya es lo de menos. Sin perder nunca su magia pero en esta ocasión el Cuvillo no quiso colaborar.





Roca Rey es indestructible. No se deja comer la partida ni por el mismo Belmonte que resucitara. Es un auténtico pedernal. Faena de mucha técnica ante su primer toro, que fue a menos y sin humillar. Con su segundo realizo un trasteo lleno de pureza, largura y lentitud en todos los muletazos. Entrega máxima y de un valor sobrenatural. La plaza en ese momento era un autentico manicomio.


Una tarde de gran expectación que no decepciono en ningún momento. Tres toreros con conceptos distintos que enloquecieron al público que llenaba la Glorieta. Tarde para el recuerdo y para saborearla. Una autentica gozada.   

 

 


 

 


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