jueves, 21 de julio de 2022

EL MISTERIO DE JUAN ORTEGA

Se habla mucho últimamente de los toreros, de la forma de interpretar el arte del toreo, del uso o el abuso de la técnica para confeccionar sus faenas… del arte, de la pasión, del sentimiento, del desgarro… del toreo.


Hay toreros que son como un espejo que reflejan su poder delante del animal con una aparente facilidad arrolladora. Sus faenas son puro sometimiento, mando, autoridad, poder con la base fundamental de la técnica y el conocimiento.


 

Hay toreros que, en su misma figura, desprenden un halo de misterio, de fragilidad, de incertidumbre, de enigma, de esperanza… Son toreros tocados por la barita de los duendes caprichosos del misterio, del sentimiento, de la profundidad… Toreros que te entran por el alma y ya te acompañan para los restos, si eres capad de verlos la tarde en la que las musas revolotean a su alrededor con tacto, despaciosidad, compás. Toreros que, si no coincides con la tarde soñada, te hechizan y embrujan por sus formas, y la intuición en la concepción de interpretar su toreo, incluso en tardes tormentosas y nubarrones negros.

Juan Ortega hace unos días en la plaza de toros de Manzanares estuvo acompañado por las musas, por las mismas que otras tardes le observan desde la barrera. Hay días que, por gracia divina, las musas te acompañan desde por la mañana, desayunan, almuerzan, duermen contigo e incluso se visten de torero contigo. A medida que te das cuenta de la clase de toreo que interpretan este tipo de toreros, te das cuenta que es el toreo de clase, de profundo sentimiento y hondura en su concepción. No creo que exista nada más profundo que la creación de una obra de arte tan constante como volátil, tan duradera como efímera, tan robusta como frágil, tan misteriosa como reveladora.

La entrega, pasión, sentimiento, arrebato que se pone en una obra de arte cincelada a base de alma y corazón, son tan singulares que solo pueden interpretarse cuando el ser está en esa especie de trance que el cuerpo se desvincula del alma, para darle toda la fuerza al sentir más profundo del arte y concebir una obra que solamente está al alcance de los elegidos, que no necesita ninguna clase de razonamiento, explicación o aclaración, simplemente dejar fluir la propia esencia de algo tan majestuoso como sencillo, tan robusto como frágil, tan misterioso como revelador; el toreo.

 

 


 

3 comentarios:

  1. Qué maravilla de artículo y de torero.

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  2. Creo que estos momentos de capote torean pocos como el pero no le acaba de acompañar la suerte.

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  3. Pues la "temporadita" que lleva...
    Para el año que viene me lo cuenta

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