ALAMO Y MARCOS PASEAN UN TROFEO CADA UNO.
Tarde sin aceros o con ellos mal afilados. Este podía ser el
resumen de lo vivido ayer en Guijuelo en una tarde en la que la terna fallo con
los aceros y perdieron la puerta grande.
Plaza de toros de Guijuelo con lleno aparente en tarde
soleada y calurosa. Primera de abono. toros de la ganadería salmantina de
"El Pilar", desiguales de presentación con mucho volumen y kilos y
escasa presencia por delante. De buen juego en líneas generales, destacando la
clase y profundidad del 4º y la mala condición del 6º.
Javier Castaño de azul marino y oro; pinchazo y estocada, saludos.
Pinchazo al encuentro, estocada y cinco descabellos; ovación.Juan del Álamo de azul marino y oro; media caída, oreja. Media y descabello, ovación.
Alejandro Marcos de pistacho y oro; pinchazo y estocada; oreja. Cinco pinchazos, estocada y un puñado de descabellos, palmas tras aviso.
Castaño se enfrento en primer lugar a un toro con poca
codicia y trasmisión. Trasteo con oficio. Su segundo, el mejor de la tarde permitió
ver a un Javier Castaño templado y con gusto. Administro a la perfección la
nobleza y clase del animal en una faena entregada y sin alharacas. La espada se
encargo de esfumar el triunfo conseguido con las telas.
Juan del Álamo llegaba a Guijuelo con la racha del éxito y
desde el primer momento aposto por la tarde. Entregado y bullidor en su
primero, que quería guerra y pedía papeles, con el que Álamo se entrego sin
llegar a acoplarse. Con su segundo de embestida mas pastueña, puso temple en la
muleta intentando alargar el viaje del animal. Faena larga que termino con el
fallo a espadas.
Alejandro Marcos, el más nuevo de la terna, sorprendió al público
asistente con un toreo de gusto, clase, armónico y en ocasiones arrebatado. Con
su primero, un toro bravo de "El Pilar" compuso una faena de gusto, temple
y medida. Con su segundo, el de peor condición del encierro, no volvió la cara
y le enjareto media docena de naturales con un gusto exquisito y de gran calado
en el tendido. Lo peor vino con los aceros.
Tarde entretenida en la que los tres salmantinos, en
distintos momentos en sus carreras y con distintas armas para defenderlas,
mostraron sus bazas ante el público asistente que disfruto y comprobó que
Castaño cuando no tiene "la alimaña" enfrente sabe torear con gusto.
Que del Álamo va a revienta calderas y buscando el triunfo cada vez que se
viste de torero. Y que Alejandro Marcos, con el cascaron pegado al culo, tiene
un gusto, una clase y un concepto que a poco que la suerte le acompañe, va a
dar que hablar, y mucho.
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