Hacía tiempo que le debía a mi amigo Antonio Martin una
visita a su casa y a su ganadería. El pasado lunes tenia herradero y como un
millar de veces volvió a invitarme, y como no podía ser de otra manera fui. yo
esperaba encontrarme el típico herradero de una ganadería corta, que por
problemas sanitarios de hace unos años, se esta rehaciendo de cero. Dos hierros
la componen, Amalia Martin Gallego y Pablo Martin Gallego, los hijos de Antonio
y su mujer Maruja.
Familiares y amigos componían la "cuadrilla de
trabajo" para esta labor ganadera, y una veintena de adolescentes, (chicos
y chicas), que disfrutaron como enanos de la jornada de campo.
Ese fue el momento en el que me di cuenta de que aquello no
era solo una labor ganadera, ni tan siquiera una jornada de campo con
familiares y amigos. Eso iba mucho mas allá. Eso era una lección en toda regla
de los valores que envuelven el toreo, respeto, educación, afición, trabajo, dedicación...
y todo lo que se les ocurra relacionado con lo más profundo del toreo y del
campo bravo. Aquella veintena de chavales estaban recibiendo una lección de
tauromaquia, de amor al toro bravo y a todos los animales, de naturaleza y
respeto por el entorno... y en sus caras se deslumbraba un agradecimiento
inmenso por lo que allí estaban viviendo.
Fue precioso ver como Antonio y Maruja herraban un macho
junto a Amalia y Pablo, sus dos hijos, como los chavales sujetaron en el suelo
una becerrita para que fuera herrada, como todos de una u otra forma se
involucraron en las labores de campo... una gozada comprobar que a la juventud
les interesa y les gusta el campo bravo y la tauromaquia.
Una vez finalizada la "lección" del herradero y su
significado, Antonio tuvo el gran detalle de echar unas becerritas de las
herradas a la plaza de tientas, para que todo el que quisiera comprobara de
primera mano lo que es ponerse con una muleta delante de un animal. Amalia,
Pablo, Javier, José, el propio Antonio y un montón de gente mas, bajaron al
ruedo a disfrutar del momento.
A parte de la amistad que nos une, y del extraordinario
trato recibido, llegue a casa con la sensación de que lo vivido en
"Casablanca de Abajo" no había sido solo un día de campo, ni un día
de herradero, ni un día con los amigos... Aquello iba mucho más lejos; una lección
de valores, una lección de humildad, una lección de afición, constancia y
sacrificio para divulgar la pasión por el toro bravo. Ojala algún día toda esa legión
de "malmetedores" ignorantes "antitodo", vivieran una
jornada como la vivida el pasado lunes en "Casablanca de Abajo",
estoy convencido de que más de uno comenzaría a amar al toro bravo y lo que
significa, y la inmensa mayoría dejaría de malmeter.
Eso es amar el mundo del toro bravo sentir la naturaleza las labores del campo con un bello animal como lo es este. Para lo cual es otro mundo un mundo que el que nadie o la mayoría desconocen. Como los anti,hay que vivir esto y la vida que da el campo e invaucar a la juventud a vivir esta experiencia tan Bonita como la vivida en esta ganaderia
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