Dos toreros a los que se esperaba en Las Ventas resolvieron
con solvencia la papeleta. Dos orejas ganadas a pulso con dos enemigos de
altura, los que dan importancia en la carrera de los matadores. Una llegó al
principio y otra sobre la bocina, con sabor a gloria.
Diego Urdiales pegó primero incendiando Madrid cuando
agarró el palillo con la mano izquierda. Apostó muy fuerte con 'Sevillanito',
un toro cornipaso al que tocaron palmas de salida. No se empleó demasiado en
los primeros compases pero rompió de mitad de faena hacia adelante para hacer
las delicias de los aficionados. Fue justo en el momento en el que Diego de
Arnedo plantó las zapatillas en la arena tras comprobar la calidad del astado a
la hora de meter la cara por el pitón derecho. Habían sido dos series como toma
de contacto para comprobar el estado de gracia de uno y otro. Dos molinetes
para cerrar la serie y a colocarse dando el medio pecho en el pitón contrario.
Se pueden contar con los dedos de la mano los naturales pero jamás podrán
olvidarse. Dibujó el muletazo suave, siempre hacia dentro, haciendo volar las
telas a escasos centímetros del hocico del burel. Tremendo, y Madrid entregada
por completo al concepto de un hombre. El concepto del toreo desarrollado por
uno de los preferidos de los profesionales que por fin ha podido demostrar su
valía en esta plaza. Fue el enroscarse a la cintura la naturalidad que otorga
la mano de los billetes. Costó colocarlo para la suerte suprema pero se tiró
como un jabato y cobró una estocada sensacional. Oreja de peso. Orejón.
Fotografia; Javier Arroyo. |
Serafín Marín no se entendió con el tercero pero sacó
la raza suficiente para cortar una oreja del sexto a base de querer y querer.
Enclasada la embestida de Baratillo, el de más trapío del encierro, que se
comió la muleta del catalán. La derecha poderosa del torero pudo con la casta
del adolfo para ahormar sus acometidas por abajo. Repitió con ritmo y buscó el
no dejarle parar. Tras una voltereta en la que apunto estuvo de resultar
herido, tiró la ayuda y aparecieron los mejores momentos de la faena dejando con
delicadeza la pañosa adelante y arrastrando con templanza y seguridad. Enorme
la estocada y cayó rodado. Un nuevo golpe en la mesa.
No valió el sobrero de El Puerto de San Lorenzo que a pesar
de haber ofrecido un gran espectáculo en el día de ayer, falló estrepitosamente
con un manso que no se dejó dar ni uno.
Uceda Leal pasó de puntillas. No hubo feeling entre
'Tomatillo' y el madrileño. Disfrutó con la capa, eso sí, pero con la muleta
faltó fuerza a pesar de la calidad. Se paró y no hubo más fiesta. El cuarto fue
un animal complicado, imposible. Le pegaron bastante en el caballo y ni por
esas se le quitó esa mala leche que llevaba dentro. Difícil la papeleta que
solventó como pudo. Una pena. Bien con la espada.
Así se cerró la
Feria de Otoño de 2014, con dos orejas, las únicas de la
feria y la sensación de haber obtenido lo que en un principio se esperaba de
ella. Ni más, ni menos.
Ficha del festejo:
Plaza de Toros de Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Casi lleno
en los tendidos. Toros de Adolfo Martín y El Puerto de San Lorenzo (5º
bis)
Uceda Leal: silencio y pitos
Diego Urdiales: oreja tras aviso y ovación
Serafín Marín: silencio y oreja
Victor Soria.(Burladero)
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